Expedición al castillo de Ravenloft

Donde se cuentan las historias de héroes contra monstruos, de personas que huyen de su destino o se encuentran a la sombra de el, pero principalmente se cuentan las canciones de héroes sombríos, cuales el Diablo de Blake, que luchan contra sus captores, “los Amos y los Hados”.

viernes, 15 de enero de 2010

Arkham Horror Escenario 1: El árbol de la colina




El árbol de la colina

Introducción al primer escenario de la II Liga Nacional de Arkham Horror en Edge Entertainment

"Al sur de Arkham, cerca del centro del bosque, se eleva una solitaria colina, escarpada y rocosa. La colina es demasiado escarpada como para que nadie, excepto el ganado trashumante, visite el lugar. Ninguna carretera comunica este lugar inaccesible con el mundo exterior, y los lugareños dicen que es un trozo del jardín de Su Majestad Satán trasplantado a la Tierra. Una leyenda local asegura que la zona está hechizada, aunque nadie sabe exactamente el porqué. Nadie se atreve a aventurarse en su misteriosa ladera. Las historias que cuentan los indios, antiguos moradores de la región desde hace incontables generaciones, hablan acerca de unos demonios gigantes venidos del Exterior que habitaban en estos parajes.

La mañana del 23 de junio me sorprendió caminando por el bosque. Me alejé siete millas hacia el sur de Arkham hasta llegar a la colina y entonces ocurrió algo inesperado. Estaba escalando por la pendiente, que se abría paso entre una maraña de malas hierbas, cuando llegué a una zona que se hallaba totalmente desprovista de vegetación propia de la zona. Se extendía hacia el sur, y pensé que se había producido algún incendio, pero, después de un examen más minucioso, no encontré ningún resto del posible fuego. El lugar estaba horriblemente chamuscado, como si alguna gigantesca antorcha hubiese asolado con todo. Y aun así seguía sin encontrar ninguna evidencia de que se hubiese producido un incendio... Caminaba sobre un suelo rocoso y sólido sobre el que nada florecía.

Mientras intentaba descubrir el origen de la desolación, me di cuenta de que en el lugar había un extraño silencio. No se veía ningún ave, ninguna liebre, incluso los insectos parecían rehuir la zona. Entonces me percaté del árbol solitario, se hallaba en la colina y contrastaba con la soledad del lugar. No era un pino, ni un abeto. Jamás había visto, en toda mi existencia, algo que se le pareciera; ¡y, gracias a Dios, jamás he vuelto a ver uno igual! Se parecía a un roble más que a cualquier otro tipo de árbol. Era enorme, con un tronco nudoso de más de un metro de diámetro y unas inmensas ramas que sobresalían del tronco a tan sólo unos pies del suelo. Las hojas tenían forma redondeada y todas tenían un curioso parecido entre sí. Podría parecer un lienzo, pero juro que era real.

Recuerdo que miré mi reloj, cuyas manecillas indicaban que eran aproximadamente las diez de la mañana. El día era cada vez más caluroso, por lo que me senté un rato bajo la sombra del inmenso árbol. Entonces me di cuenta de la hierba que crecía bajo las ramas. Otro fenómeno singular si tenemos presente la desolada extensión que era la colina. Tras un rato contemplando el paisaje, comencé a sentir una especie de modorra.

Me tumbé en la hierba que crecía bajo el árbol. Dejé mi cámara de fotos a un lado, me quité el sombrero y me relajé, mirando al cielo a través de las hojas verdes. Cerré los ojos. Entonces se produjo un fenómeno muy curioso, una especie de visión vaga y nebulosa, un sueño diurno, una ensoñación que no se asemejaba a nada familiar. Imaginé que contemplaba un gran templo sobre un mar de cieno, en el que brillaba el reflejo rojizo de tres pálidos soles. La enorme cripta, o templo, tenía un extraño color, medio violeta medio azul. Grandes bestias voladoras surcaban el nuboso cielo y yo creía sentir el aletear de sus membranosas alas. Me acerqué al templo de piedra, y un portalón enorme se dibujó delante de mí. En su interior, unas sombras escurridizas parecían precipitarse, espiarme, atraerme a las entrañas de aquella tenebrosa oscuridad. Creí ver tres ojos llameantes en las tinieblas de un corredor secundario, y grité lleno de pánico. Sabía que en las profundidades de aquel lugar acechaba la destrucción; un infierno viviente peor que la muerte. Grité de nuevo y la visión desapareció. Vi las hojas y el cielo terrestre sobre mí. Temblaba, un sudor gélido corría por mi frente. Tuve unas ganas locas de huir; correr ciegamente alejándome de aquel tétrico árbol sobre la colina; pero deseché estos temores absurdos y me senté, tratando de tranquilizar mis sentidos. Jamás había tenido un sueño tan vívido, tan horripilante. ¿Qué había producido esa visión?

Entonces tuve una idea. Saqué varias instantáneas del árbol para mostrárselas a Walter, seguro de que las fotos lo sacarían de su habitual estado de indiferencia. Abrí el objetivo de mi cámara y tomé media docena de instantáneas del árbol. Guardé la cámara y volví a sentarme sobre la suave hierba. Miré las curiosas hojas redondeadas y cerré los ojos. Una suave brisa meció las ramas del árbol, produciendo musicales murmullos que me arrullaban. Y, de repente vi de nuevo el pálido cielo rojizo y los tres soles. ¡Las tierras de las tres sombras! Otra vez contemplaba el enorme templo, sus cornisas inexplicables me aterrorizaban, y supe que aquel lugar no había sido jamás contemplado. Aquel inmenso portalón bostezó delante de mí; y yo era atraído hacia las tinieblas del interior. Vi el abismo, algo que no puedo describir en palabras; un pozo negro, sin fondo, lleno de seres innominables y sin forma, cosas delirantes, salvajes. Mi alma se encogió. Grité salvajemente, creyendo que enloquecería. Corrí, dentro del sueño corrí, preso de un miedo salvaje. Por fin pude abrir los ojos. Ya no estaba bajo el árbol. Yacía, con las ropas desordenadas y sucias, en el bosque. Reconocí dónde me hallaba: ¡era el mismo sitio desde donde había contemplado por primera vez toda aquella requemada colina! ¡Había estado caminando inconsciente! Incluso las perneras del pantalón estaban vueltas, como si me hubiese estado arrastrando parte del camino... Observé la posición del sol. ¡Atardecía! ¿Dónde había estado? Miré la hora en el reloj. Se acercaba a las 18:18...llegaba tarde a mi cita con Walter…"



Escenario 1: El árbol de la colina

"A la noche siguiente, los demonios danzaron sobre la colina, y una desenfrenada locura aulló en el viento. Por la ciudad anduvo suelta una maldición, de la que unos decían que era el espíritu encarnado del mismo mal."


Investiga la naturaleza del árbol de la colina en este primer Escenario de la II Liga Nacional de Arkham Horror en Edge Entertainment.

3 comentarios:

  1. Pues me ha gustado mucho la historia y la verdad es que tengo ganas de desentrañar el misterio de este arbol y lo que se esconde en el otro plano la verdad.
    A ver cuando comienza la partida y si por una vez podemos ganar porque siempre nos cuesta un mundo hacerlo.
    Saludos^^

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  2. Este Domingo empezamos, los que os apuntasteis no me falleis!!!

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  3. La verdad es que tengo ganas de empezarla, por que el relato ha estado increible. Finalmente jugamos el domingo pero ¿A qué hora? Para así irnos organizando aquellos que participamos. A ver que tal nos sale y esperemos que mi mala suerte no esté muy presente.

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