
Los Vuonan son gente tostada y nervuda, de ojos inquietos y brillantes. Suelen andar arqueados y con un paso rítmico. Su lengua es áspera, llenos de silabas cortas, siseantes y con frecuentes chasquidos. Son gente sumamente religiosa, unidos de una forma innegable con la naturaleza, los espíritus y los pequeños dioses.
Desde hace incontables estaciones llegaron a los pantanos, guiados por el antiguo Bondye. Supieron que pisaban tierra sagrada cuando sus huesos se estremecieron con el rugir del pantano. Se consagraron a los espíritus convirtiéndose en sus servidores.
Pero los espíritus también son caos, pues en todas partes debe anidar. Las tres tribus mayores querían gobernar sobre el lugar sagrado donde Bondye soñaba, cerca de las estrellas. Lo que al principio surgió como una riña pronto se tornó en el estruendo de un pueblo derramando su propia sangre. Él despertó y el pantano se silenció. Dijo que el pecado de los hombres corrompía/avivaba a un espíritu encerrado por los hombres de las estrellas, en la montaña, bajo la torre de piedra. Entonces llego la paz forzada entre los Vuonan.
Su sociedad se divide en pequeños clanes que adoran a un espíritu, cada uno gobernado por un gran hougan (hombre) o manbo (mujer). Los tres grandes espíritus, las tribus más grandes, son los sanadores de "La Serpiente" (buenos), los guardianes de lo sagrado de "El Cocodrilo" (Neutrales) y los señores de los secretos nocturnos, hijos de "El Murciélago" (malvado).
Los espíritus menores a los que adoran son de los siguientes tipos (wikipedia):
Los Rada, considerados como los más antiguos y guardianes de los principios morales.
Los Petwo, que tienen una personalidad más fiera y guerrera.
Los Ghede, que son los espíritus de los muertos.
Los Dantor son los que tiene poder especial.
Los espíritus proporcionan fantásticos poderes a sus elegidos, dependiendo de su alineación. Casi todos son capaces de convocar y comunicarse con la naturaleza. Otros tienen los dones de manipular el clima. Pero los más temidos son aquellos cuyas áreas de poder son las de la muerte, tales como maldiciones, convocar a los muertos o incluso robar el alma.
El pantano es donde la tribu debe vivir, pues aún no son puros para ir hacia la montaña, donde vive Él. Cuando aparecieron los extranjeros no se les vio como rivales, si no como hermanos perdidos que buscaban la sabiduría y los tesoros de estas tierras. Para algunos su necedad les proporciona diversión, para otros alimento. Es sabido que algunas tribus practican canibalismo ritual, pero algunas bajo el protectorado de la noche conocen los secretos de los muertos y roban las almas.
En cualquier caso la Casa de Bondye es sagrada, junto al lugar donde duerme (tótem). En estos lugares no se puede derramar sangre ni practicar vudú (magia), salvo en los templos y de forma controlada. Los extranjeros no tienen nada que temer en este lugar. Son dos refugios santos. Pero sí de los pequeños poblados de la isla, así como de la peligrosa fauna (Nota del Autor: añadir todo tipo de encuentros con serpientes venenosas y espantosos monstruos del pantano). Además de la tenebrosa ciénaga de los muertos.
Para aquellos que quieran visitar la torre se les hará una prueba y atender una advertencia. En el interior de la torre se arremolina el pasado, el presente y el futuro. Debería estar durmiendo, pero desde hace tiempo no es así, suspira intranquilo en un estado de letargo que está llegando a su fin.