Una de las razones por las que quería abrir pronto el nuevo blog era para poder enfocar otras aficiones, como los videojuegos. Como las cosas de palacio van despacio y me apetecía escribir algo, os hablaré aquí mismo, aunque no proceda, de Bloodborne.
- Bueno Guardián, muchos sabemos que Bloodborne es un juego de PS4. Que ya salió en el 2014. Que ya está su ultima y única expansión (Antiguos Cazadores) a la venta. Que existe una versión GOTY que los recopila a buen precio. Que es uno de los videojuegos más premiados de la consola de SONY. Que es endiabladamente difícil...
BloodBorne pertenece (y no) a la saga Souls. Una franquicia del estudio japonés Fromsoftware, especializados en juegos de rol difíciles, donde se castigan los fallos. Mapeados laberínticos para explorar, cientos de objetos con trasfondo, enemigos duros, trampas... en esencia, una verdadera aproximación al Dungeon Crawler de la Old School.
Podría dedicar toda una colección de artículos en la repercusión del Dungeon Crawler en la saga Soulsborne (como es conocido el binomio de la saga). Quizás me anime a hacerlo en un futuro. Pero hoy quiero desgranar la esencia del exclusivo de SONY.
En el juego encarnamos a un Cazador. Un luchador mitológico que se enfrenta a las bestias en la gran Cacería. Nos movemos por Yharnam, una ciudad victoriana con un diseño laberíntico. Cubierta de una eterna niebla. La niebla siempre es sinónimo de peligro y desafio en los Soulsborne. Yharnam es el marco perfecto para el cuento gótico. Y es que el juego es un tributo al género.
Según avanza la trama, las criaturas y situaciones parecen estar diseñadas por diferentes autores; Como Stoker, Poe, Hoffman, Chambers e incluso Lovecraft. El cazador no deja de ser una suerte de Vampiro, haciendo continuamente alusión a la sangre. De hecho es el motor de nuestra progresión; De ella depende la subida de nivel, el comercio o incluso la regeneración de vida. Incluso tras recibir un impacto tendremos unos segundos para retribuirnos y recuperar salud en un contraataque. Como si robáramos la vida a nuestros adversarios.
Nuestros enemigos son una amalgama sumamente bizarra. Comenzamos con una serie de lugareños infectados con una maldición. Se asemejan a las turbas furibundas que se revuelven contra el mal que habita en el lugar. Armados con antorchas, guadañas, trabucos y demás pertrechos de siega, patrullan las calles junto a sabuesos. Casi al mismo tiempo vemos hombres lobos, terribles combatientes. Cuervos y ratas salpican que las calles. Algún gigantón deforme y brutal termina el elenco de enemigos iniciales. Sumamente reconocibles dentro de la literatura y el cine de horror.
Pero el bestiario crece, mutando a los enemigos básicos en semi-bestias más feroces. versiones de lugareños rurales poseídos aún más frenéticos. Como si estuvieran sacados de Evil Dead. Algún gigantesco verdugo nos acosa en ciertas zonas. Aparecen Ghouls, fantasmas, Hombres del Saco e incluso Hombres Serpientes. Pronto encontramos referencias a una secta o conspiraciones dentro de la orden de cazadores.
En ciertos compases del juego apreciamos un cambio radical en la narración. Potenciando las facetas más oníricas y presentando nuevos desafíos y formas. Todo coge un aire mucho más Lovecrafiano, con enemigos que recuerdan claramente a Mi-Go y otros horrores tentaculares. Las indescriptibles bestias que vendían a continuación son grotescas.
Luego están los enemigos finales. Colosales horrores diseñados para arrebatarnos nuestra paciencia. Desde otros Cazadores, enterradores, hombres lobo a horrores tentaculares indescriptibles. Todo perfectamente conjugado con el trasfondo. Con unos diseños detallados y evocadores a la par que terribles y repugnantes. Me viene a la mente El Renacido, un autentico gólem de carne, más cercano al Shoggot de Lovecraft.
No puedo pasar sin recalcar el diseño de sus escenarios. Llenos de detalles de origen gótico. Catedrales, colegios, psiquiátricos, aldeas rurales, bibliotecas. Cientos de pasillos llenos de huecos y esquinas que exudan su propia historia. Testigos de una maldad palpable. Acompañados por una composiciones musicales excepcionales. Una delicia audiovisual.
Como conclusión, Bloodborne es una maravilla obligatoria en la estantería de cualquier poseedor de una PS4. Pero es que sus bondades no terminan con considerarlo un juego sobresaliente (92/100 en metacritic). Es un verdadero tributo al horror gótico y un regreso a la esencia de la vieja escuela.
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