No es raro que tras una sesión, los jugadores debatan sobre sus acciones. Muchas veces no se comparten puntos de vista y es bueno hablar sobre ello. En mis entornos de juego la interpretación y crecimiento de un personaje es un pilar más de la experiencia. Diferentes juegos nos dan herramientas, que si bien no mecánica, nos ayudan a definir estos parámetros.
Dentro de los clásicos, el legado D&D marcó un importante sistema de moral. Ley y Caos, Bondad o Maldad. Equilibrio. Me refiero a los alineamientos personales y cósmicos del metamundo (si no existe, lo acuño). La quinta encarnación del juego propone además, una serie de rasgos muy útiles: Rasgos de Personalidad, Ideales, Lazos y Defectos. Dándole matices a la idea original del alineamiento.
Desde un tiempo atrás vengo escuchando una idea que se repite en mi entorno. Lo extremo que se entiende por el alineamiento. Tras unas sesiones de Ravenloft surge la pregunta de que si compensa llevar Personajes Legales, o incluso Buenos. Criticando ciertos comportamientos incompatibles en el grupo. Este último punto está bien, tiranteces internas siempre dan salsa a la interpretación.
Pero volviendo al corazón de la cuestión. Los alineamientos no son absolutos. Pero mis jugadores no comprende, o no lo ven de la misma forma. Me propongo exponer, lo que a mi parecer, son realmente estas guías de dos dimensiones.
La Ley: Es orden, la civilización en cierto extremo. No es la bondad, ni siquiera tienen que ser compatibles. La ley puede ser fría. Pero una tiranía dictatorial no es Ley, solo un disfraz del Caos.
El Caos: Es cambio, representa la fuerza del individuo sobre la masa. En un entorno salvaje el Caos es, paradójicamente, la Ley. El mas fuerte y astuto prevalece sobre los que están debajo de si. El Caos no es malvado, quizás solo egoísta.
Neutral: La balanza. Un equilibrio cósmico. Sinónimo de libertad e independencia. Un camino difícil, quizás sobre una delgada linea gris. No es el egoísmo. Lo que muchas veces se entiende como Neutral en D&D es para mi Caos.
Sobre el eje de Bien y Mal espero no tener que explicar nada. Recordar el matiz de la coyuntura social donde se mueve el bien y el mal, menos absoluto que la Ley y el Caos.
El perfil de un personaje Caótico Bueno es el de un egoísta oportunista. Pero también de una persona de buen corazón. Han Solo es su Avatar absoluto. Un Legal Malvado es un conocedor del orden, seguramente se aproveche de la ley para su beneficio. Sabe como y cuando romperla a su beneficio, pero esto no lo hace realmente Caótico por que lo hace solo en caso extremo. Su exponente absoluto es Francis Underwood.
Voy a poner un ejemplo más claro con nuestros personajes de La Marca del Este :
Fineas es un Paladín Legal Bueno. Un dechado de honor, de buena palabra y mejor acto. Pese a todo, es una persona sensible. Durante sus aventuras se alía con Vargas el Techador, un Pícaro Caótico Bueno. Un buscavidas y un aprovechado, de actitud jovial y ácida. Pronto descubren que no son todo lo amigos que les gustaría. Pese a que los dos son Buenos, La Ley y el Caos son enemigos naturales.
Su amiga Meropasa la Elfa es capturada por un pueblo racista en lejanas tierras. Donde la ley religiosa dictamina que los No-Humanos son enemigos del señor. La ejecutaran públicamente. Como deberían salvar a la pobre muchacha?
Fineas está con las manos atadas. Es la ley del lugar, que claramente no falla en su exposición. Pero él sabe que su amiga es buena y bienintencionada. No puede dejar que muera. Lo primero que hará será utilizar el método legal; Apelar a religiosos y gobernantes. Revisar las tradiciones y tratados. En los momentos más tensos, él mismo podría intentar intercambiarse por la Elfa. Si todo falla quizás tenga que recitar un antiguo juramento de Paladín y desafiar al sistema en un combate singular.
Vargas es todo pasión. Seguramente se enfrente a algún guardia cuando intenten arrestar a su amiga. No hablamos de matarlo, solo de propinarle un buen puñetazo. Cuando se la lleven no acudirá a nadie, cree que la ley es la trampa. Seguramente planeará una infiltración no letal para rescatarla y huir. Si no ve posibilidades, intentará el soborno, pero desde luego no matará.
Solo si ninguno de los dos tiene éxito, se aliaran y romperán sus alineamientos en un asalto contra el régimen local. Lo que paradojicamente en este caso tan extremo podría funcionar. Esta ruptura no será agradable para el foro interno del Paladín, pero en el fondo sabe que alguien bueno no debería morir. El Pícaro lo tiene inicialmente más fácil
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